Evidencia actualizada del factor protector de la lactancia materna ante enfermedades como la otitis, la diarrea o la diabetes.
La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) publicó en junio del 2022 un informe técnico en el que se refuerza la conclusión de que la lactancia materna es el estándar normativo para la alimentación y nutrición infantil. Y es que, entre otros motivos, se ha comprobado que en niños y niñas que fueron amamantados de bebés, se reduce la frecuencia de trastornos pediátricos agudos y crónicos.
En este post trasladamos los resultados de dicho informe, basado en diferentes cohortes, análisis, metanálisis, estudios recientes y revisiones.
La importancia de la alimentación durante el primer año de vida
Diferentes organismos oficiales (las academias estadounidense y española de pediatría AAP y AEPED, la Organización Mundial de la Salud OMS…), recomiendan la alimentación con leche materna de manera exclusiva durante los seis primeros meses, combinada con otros alimentos hasta los doce meses y manteniéndola, como mínimo, hasta los dos años de vida.
Los estudios acentúan la importancia de la alimentación durante el primer año del bebé, y cómo la lactancia materna puede incitar efectos a largo plazo aprovechando esta “ventana crítica temprana”. Este metanálisis demostró que la alimentación con leche materna afecta directamente al microbioma intestinal del bebé, asociando un microbioma anormal en aquellos que no tomaron lactancia materna exclusiva durante sus seis primeros meses de vida.

Además, se ha evidenciado que el microbioma intestinal (el conjunto de los microorganismos, genes y las condiciones ambientales exteriores) en los primeros años de vida, influye directamente en la salud y el desarrollo a largo plazo.
Composición biológica de la leche materna
Aunque los estudios tienen algunas limitaciones metodológicas, como que no siempre se tiene en cuenta la duración de la lactancia, si es exclusiva o mixta, o la cantidad de leche consumida, las revisiones más recientes apuntan a la composición de la leche materna como base de dicha protección ante los trastornos pediátricos agudos.
Los factores antiinfecciosos y antiinflamatorios, los oligosacáridos, los factores de crecimiento, los microARN, los neutrófilos, los leucocitos y las células madre, las bifidobacterias y los lactobacilos, son algunos de los componentes que prestan una determinante función en el sistema inmunitario neonatal y en la microbiota intestinal. Por lo que, gracias a la colonización temprana del intestino del lactante con dichos elementos, se puede lograr un impacto en la prevención de enfermedades en la infancia y en la salud posterior durante la edad adulta.

edición. Madrid, España: Elsevier Science; 2005.p.54.
Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante y mortalidad infantil
Los metanálisis de ocho estudios determinaron que la lactancia materna durante más de dos meses se asoció con una reducción del SMSL en un 40 %, en un 60 % si la lactancia duró al menos cuatro meses y en un 64 % si fue superior a seis meses.
Además, existe un mayor riesgo de mortalidad infantil con lactancia artificial en comparación con la lactancia materna (riesgo relativo de 1). Se estima que, la ampliación de la lactancia materna a nivel mundial, podría prevenir 823.000 muertes anuales en niños menores de cinco años.
Riesgo de otitis media aguda infantil y lactancia
La inflamación del oído medio, generalmente causada por una bacteria, es la razón más común de consulta médica en niños y niñas. Cinco de cada seis niños tienen, por lo menos, una infección de oído antes de cumplir los tres años.
24 estudios evidenciaron que la lactancia materna protege de la otitis media hasta los dos años de edad, siendo mayor la protección en lactancias exclusivas y de larga duración.
Las repetidas infecciones de oído, además de resultar dolorosas y presentarse en ocasiones con fiebre, pueden provocar daños crónicos en la capacidad auditiva, afectando también al aprendizaje y el desarrollo del habla. Además de la alimentación con leche materna, otras medidas preventivas son la correcta vacunación, la higiene de manos y la no exposición al humo del tabaco.
Infecciones del tracto respiratorio y del tracto digestivo
Respecto a estas infecciones, se ha evidenciado cómo la lactancia materna exclusiva durante seis meses o más, se asocia a una disminución en el riesgo de infecciones del tracto respiratorio inferior. La comparación se realiza con bebés que dejaron de ser amamantados antes de los cuatro meses, por lo que evidencia la importancia de la recomendación establecida de lactancia materna exclusiva durante al menos los seis primeros meses de vida.
Igualmente, resultaron datos parecidos del Millennium Cohort Study respecto a la incidencia de diarrea grave o persistente en bebés amamantados durante menos de cuatro meses.
Menor riesgo de asma, alergia y enfermedad inflamatoria intestinal en bebés amamantados
Gracias a este otro informe clínico, la Academia Estadounidense de Pediatría pudo concluir que cualquier duración de la lactancia materna, más allá de los cuatro meses, protege contra el bloqueo parcial de las vías respiratorias (las sibilancias) hasta los dos años de vida del bebé amamantado, independientemente de la duración de la exclusividad.

Además, aunque es preciso seguir investigando, se han hallado evidencias de que una mayor duración de la lactancia materna, protege contra el asma, incluso después de los cinco años de edad.
Y aunque no se han podido establecer conclusiones sobre el papel de la lactancia materna en la prevención de alergias alimentarias, sí hay una evidencia moderada respecto a una menor incidencia acumulada de eczema en los primeros dos años de vida.
En cuanto a la enfermedad inflamatoria intestinal, un metanálisis de 35 estudios concluyó que cualquier duración de lactancia materna se asocia con un riesgo reducido de enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa.
¿Son más obesos los niños alimentados con leche materna?
Al contrario de lo que se pueda pensar al observar a los bebés comiendo a demanda del pecho con frecuencia, la lactancia materna actúa como protector contra la obesidad, y no como un desencadenante. Dos metanálisis y un análisis combinado en diferentes poblaciones determinaron que, no solamente protege ante el sobrepeso durante la infancia, sino que también lo hace en la edad adulta.

Lactancia y diabetes
Más de 155.000 niños y niñas fueron seguidos desde el nacimiento en estos cohortes que determinaron que nunca haber sido amamantado se asocia a un riesgo dos veces mayor de desarrollar diabetes mellitus tipo 1. Siendo las lactancias más prolongadas las que reducen el riesgo con mayor frecuencia.
Respecto a la diabetes tipo 2, aunque un metanálisis relacionó también la lactancia materna con un menor riesgo con este tipo de diabetes, una revisión sistemática posterior no pudo confirmarlo con claras evidencias. Pero continúan sugiriendo que sí se da esta protección.
Prevenir la leucemia gracias a la lactancia
La incidencia del cáncer infantil aumenta cada año, siendo la leucemia uno de los más frecuentes. Las investigaciones, además de desarrollar tratamientos eficaces, buscan prevenir dicha enfermedad. Pero resulta complicado, ya que su etiología sigue siendo bastante desconocida.
Sin embargo, un metanálisis de 18 estudios indicó que cualquier lactancia durante 6 meses o más, en comparación con la lactancia nula o más corta, se asoció con un riesgo 19 % menor de leucemia infantil. Por lo que debe valorarse, entre otras medidas, la promoción de la lactancia materna como protección ante la leucemia infantil.
¿Tienen peor salud dental los bebés que toman leche materna?
Al contrario. La lactancia materna previene las maloclusiones dentales, tal y como evidencian tres metanálisis. Además, los niños y niñas amamantados hasta los 12 meses de edad, presentan una menor tasa de caries respecto a los alimentados con biberón.



Y con todos estos datos tan positivos… ¿cuántos bebés son amamantados según las recomendaciones?
Aunque parece que la tasa de lactancia, al menos durante los seis primeros meses, va en aumento, todavía está lejos de lo deseable. En EEUU, el 60% de las madres afirman que no amamantan el tiempo que les hubiese gustado. No llegan al 26% los bebés alimentados con leche materna de manera exclusiva a los seis meses de edad. En España representan solamente un poco más, el 28% de los bebés. Además, en los datos que se manejan respecto a la tasa de lactancia, hay importantes diferencias sociodemográficas y culturales.
Está demostrado que, en una situación de asesoramiento individual, apoyo del entorno, defensa de las leyes que protegen la lactancia materna y facilidades laborales, los datos de bebés amamantados mejoran y, con ello, disminuyen todos estos riesgos respecto a numerosos trastornos pediátricos.
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