Lactancia materna en circunstancias especiales

En la inmensa mayoría de los casos, la lactancia materna sigue siendo la opción más óptima para la alimentación infantil. También en casos especiales como infecciones en la madre, bebés prematuros e incluso desastres naturales. 

El informe técnico de la Academia Americana de Pediatría, publicado en junio del 2022, actualizó la evidencia en las recomendaciones y contraindicaciones de lactancia materna en diferentes situaciones. En este artículo, abordaremos parte de información revisada y ampliaremos en la próxima publicación.

Dicho informe, además, recoge otros resultados acerca del factor protector que tiene la lactancia materna en la salud de la madre que amamanta y ante distintos trastornos pediátricos. 

Enfermedades metabólicas en el recién nacido y lactancia materna

Varios de los trastornos metabólicos congénitos pueden identificarse durante la gestación, realizando un test genético, o más adelante gracias a “la prueba del talón”. Este análisis de sangre se hace en los primeros días de vida y descarta enfermedades como el hipotiroidismo. Otros trastornos resultan más complicados de diagnosticar ya que, en primer lugar, debe atenderse al cuadro clínico, siendo algunos de estos signos inespecíficos.

En cualquier caso, ante enfermedades metabólicas en el recién nacido como acidemias orgánicas, aminoacidopatías, trastornos del ciclo de la urea o trastornos de oxidación de ácidos grasos, la lactancia materna no es solo posible: también debe fomentarse. 

Por ejemplo, hay evidencia de bebés con fenilcetonuria (una afección que impide que el cuerpo descomponga correctamente el aminoácido fenilalanina) que, siendo amamantados, tuvieron un mayor aumento de peso y menos concentraciones séricas de dicho aminoácido durante el primer año de vida.

Respecto a la galactosemia, una deficiencia enzimática que no permite descomponer el azúcar simple galactosa, sí resulta una contraindicación absoluta para la lactancia materna. Los bebés con dicho trastorno no pueden alimentarse con ningún tipo de leche que contenga lactosa. Sin embargo, en el caso de la variante Duarte (un tipo específico de galactosemia), no tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones alimentándose con leche materna (o artificial).

¿Pueden amamantar las madres con VIH?

La mayoría de los procesos infecciosos maternos son compatibles con la lactancia. En algunos casos, estaría indicada la lactancia en diferido para evitar el contacto directo con el bebé. Y siempre es necesario insistir en los hábitos de higiene: lavado de manos, ventilar la habitación, toser o estornudar en el brazo…

En el caso del virus de inmunodeficiencia humana, VIH, la Academia Estadounidense de Pediatría distingue entre países en vías de desarrollo y países más desarrollados para establecer la contraindicación de la lactancia materna. Independientemente de la carga viral y la terapia antirretroviral, en aquellos países con acceso a agua potable y alimentación artificial, se desaconseja la lactancia materna en madre con VIH.

Sin embargo, en entornos donde las enfermedades diarréicas, la neumonía y la desnutrición son comunes, y es complicado el acceso a agua limpia, se considera más peligrosa la contraindicación de lactancia materna que el riesgo de infección por VIH. Por ello, la Organización Mundial de la Salud recomienda, junto a la terapia antirretroviral para la madre y el bebé, lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses y complementar con otros alimentos hasta al menos los 24 meses de edad.

Dar el pecho con varicela, tuberculosis o herpes

Las madres a las que se les diagnostica varicela desde cinco días antes del parto hasta dos días después de dar a luz, no deberían estar en contacto directo con el recién nacido hasta unos seis días después de haberse iniciado la erupción. Esta es una recomendación controvertida, ya que aunque hay posibilidades de que el recién nacido sufra un contagio grave, retrasar el inicio de la lactancia materna directa también entraña riesgo para el bebé. En cualquier caso, sí puede extraerse la leche para ofrecerla en diferido de manera segura.

Lo mismo ocurre con la tuberculosis, una enfermedad bacteriana que generalmente afecta a los pulmones. Algunos autores recomiendan la separación temporal entre la madre y el bebé, para evitar el contagio a través de las secreciones respiratorias (aunque sí podría administrarse la leche extraída). Sin embargo, hay que valorar la protección inmunitaria que aporta la leche materna, la dificultad de continuar con ésta en diferido, y la opción de usar medidas preventivas (como el uso de mascarillas y administrarle al bebé un tratamiento profiláctico) para evitar dicha separación. En el caso de optar por la lactancia en diferido, se podría volver a amamantar de manera directa dos semanas después de haber iniciado el tratamiento materno y las muestras de esputo den negativo.

Sin embargo, aquellas mujeres que sufran brucelosis no tratada o lesiones herpéticas activas en el pecho, no deberían amamantar ni ofrecer la leche extraída. Sí es conveniente usar sacaleches para evitar una obstrucción y para mantener la producción. En el caso del herpes, sí se puede amamantar directamente del pecho sin lesiones, teniendo bien cubierto el otro.

Infecciones maternas compatibles con la lactancia

Los bebés que han nacido de madres con el virus de la Hepatitis B pueden ser amamantados sin problema, siempre que hayan recibido la vacuna en las 12 horas posteriores a su nacimiento. En el caso de infección con el virus de la Hepatitis C, no hay evidencia de transmisión a través de la leche, por lo que se podría dar el pecho sin riesgo salvo que exista alguna grieta sangrante en el pezón.

Tampoco hay contraindicación para la lactancia materna en mujeres con citomegalovirus, excepto para bebés prematuros o de muy bajo peso al nacer. En estos casos, habría que valorar detenidamente los riesgos y beneficios.

Otra de las infecciones más comunes en estos últimos años, por el coronavirus SARS-CoV-2, también resulta compatible con la lactancia materna. Se recomienda amamantar con mascarilla y mantener la higiene de manos, pero es el mismo consejo que para cualquier tipo de alimentación y el cuidado de un bebé si la madre o el padre padece Covid-19.

Lactancia y el consumo materno de sustancias psicoactivas 

La ingesta de alcohol, tabaco y otras drogas está contraindicada para las madres lactantes. Son muchos los factores que influyen en el nivel de riesgo, así por ejemplo en la mayoría de los casos de tabaquismo es preferible optar por la lactancia materna, evitando la exposición del bebé al humo.

Sin embargo, por el efecto sedante y los daños graves que pueden causar otras drogas en el organismo del bebé, no se debe amamantar si se continúan el hábito. Pero resulta especialmente beneficioso favorecer el amamantamiento en aquellas madres que han interrumpido el consumo de sustancias ilícitas, aunque estén en tratamiento con metadona o buprenorfina. La leche materna reduce el síndrome de abstinencia en el bebé si hubo consumo en la etapa prenatal, por lo que es conveniente alentar a estas madres a que amamanten, llevando un estrecho seguimiento de la situación.

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Artículo escrito por…

Lola Barzdevics

Lola Barzdevics

Asesora de Lactancia

Mamá y periodista.

Artículo revisado por…

Dra. Carmen Vega

Dra. Carmen Vega

Madre de 5 hijos amamantados.
Médico de Familia y consultora internacional de lactancia (IBCLC).

Autora del libro: Lactancia Materna, Casos Reales de Superación.

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¡Hola! Soy Carmen Vega.

Madre de 5 hijos amamantados.
Médico de Familia y consultora internacional de lactancia (IBCLC).

En mi blog, hablo sobre un tema apasionante para mi, la lactancia.

Espero que te guste lo que lees, y si tienes cualquier duda, ¡escríbeme!

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